domingo, 25 de diciembre de 2005

Sobre la felicidad

A veces pienso que
la felicidad es un estado transitorio
que viene en dosis cortas e intensas;
un orgasmo, un atardecer en llamas,
un beso y un temblor de adolescentes,
un olor familiar, una cara conocida,
un pan caliente y oloroso recién cocido,
o un arroz con gandules que te saca lágrimas,
un cigarro, un recuerdo vago y lejano
de tiempos que siempre fueron mejor que los de ahora,
unos ojos pequeños que te miran
con una sonrisa sin dientes y un grito agudo,
una nota alta que te sale del pecho
y una buena guitarra que le acompaña,
un aplauso, lleno de gritos,
de cerveza, de humo y de desconocidas voces,
un encuentro, un abrazo fuerte después de muchos años,
un amanecer, un gallo a lo lejos,
un pedo, un eructo, un sentimiento de alivio,
un chiste y una risa que hace que te ahogues,
una cosa ilegal y deliciosa que te da remordimiento,
un producto natural del dolor y la cotidianidad

Coágulo rojo de luz

Coágulo rojo de luz

ilumina estas palabras

atravesadas en mi garganta

piedra angular de mis cuerdas vocales

creadoras de sueños transparentes de garúa

que me humedecen el rostro

agua y sal, piedra, cuerdas y canto


Sentir ese grueso canto

de bombo legüelo quiero

en seis ocho bajando por mi garganta

rasgando su plata y arrancando

cantos agudos de agua de mar

de monte seco y tachuelo

de amaneceres en los que sangras

temprano y te cantan los gallos


Hazlas reventar en mi estomago

crujir, retumbar, desgarrar

con cada letra pasada

Déjalas que me alimenten de irrealidades

que me llenen las manos

de balas y machetes

que me enrojezcan los dedos llenos de furia

y me bañen la cara del más dulce sudor de la lucha


Déjalas correr por mis anchas arterias

para que lleguen al centro de mis pulmones

a llenarse del oxígeno vital

para mutar decididas

estremeciendo mis cuerdas

para que en un canto doloroso y firme

me nazcan como flores de la boca

y contagien todo aquél que me escucha

con ansias, afán y amor desmedidos

esperanza y fe en el brillante sendero de la victoria

en la homogénea unión de todos los seres


Que se levanten en evolución

de canto mudo a grito de guerra

y se transformen en la nueva raza valerosa

constructora de utopías

Este pentagrama nuestro

Este pentagrama nuestro

hoy se cubre de silencios

en donde hubo cálidas notas

que cantaban deseo


Este patio nuestro

hoy se llena de hojas amarillas y anaranjadas

en donde un árbol se vistió de verde

hiberna un esqueleto


Esta sala nuestra

hoy se llena de orden y brillo

donde hubo piezas de ropa en el suelo

y restos de comida


Este libro nuestro

que un día se llenó de capítulos

lo colman los paréntesis

y puntos suspensivos


Este verso nuestro

hoy se llena de nieve

en donde hubo un mito y rocío

solo queda hielo


Esta nuestra alma

se divide

y cada vez se hace mas fino

el hilo de plata


Esta pluma

escribe cheques y pagos

pero antes hacía canciones

y poemas de amor


Esta cotidianidad nuestra

se vuelve cada vez mas rítmica

se madura la rutina

el ritual del orden


Este amor nuestro

madura cada día

crisálida de amante

que rompe el compañero

Un cabello mojado de agua salada

Un cabello mojado de agua salada

cejas finas, ojos que miran pensativos

a un horizonte asesino de un sol rojo

al que extingue sin compasión


Una piel rosada, con huellas de besos

provenientes de unos labios resecos

nariz respingada y pequeña

labios apretados que guardan

un secreto impronunciable


aretes de plata, orejas pequeñas

un sol que pinta de rojo y anaranjado

su cara sin gesto que mira el atardecer

un cuello mojado con una cadena

pecho con lunares marrón y rojos

que aun preservan la humedad de la saliva


unos senos pequeños, con una cicatriz en medio

colmados de huellas de unas manos toscas

cubiertos por una tela blanca con diseños

que vieron las aguas de un mar mas azul

más al sur, a la frontera


es una mujer que mira al horizonte

y recuerda

Ya conocí el amor

Ya conocí el amor

es una calle de piedra de doscientos años

una iglesia sin pintar, con su campanario

a la orilla de un mar rodeado de mangles

con su bahía bordeada por la sierra

que encierra una selva virgen de mata atlántica


Ya conocí el amor

es un callejón pequeño

lleno de ventanas de madera

paredes de ladrillo pintadas de blanco

cubiertas de flores y enredaderas

en el que una mujer mira a lo lejos

sentada sobre una piedra pensando


Ya conocí el amor

enredado entre las cuerdas de una guitarra

que canta sobre cuán triste es vivir la soledad

o cuán maravilloso es estar en la calle bailando en la lluvia

o como en una hoja cualquiera puedes

dibujar un sol, o hacer un castillo con cinco o seis líneas


Ya conocí el amor

está en unos ojos verdes y amarillos

una piel blanca llena de pintas

algunas rojas, otras negras

otras que parecen cráteres de la luna

en una voz nasal y liviana con aliento a mar

en un pelo castaño con vueltas sobre una espalda desnuda

unas caderas que sambando llaman la atención

en una sonrisa con una mirada a medio ojo

que te entrega cada fibra de su alma apasionada

libre y salvaje como la selva que le rodea


Ya conocí el amor

está en un rincón de un lugar olvidado

una trampa de tiempo de la época colonial

sin carros, sin modernidad

pequeñas posadas, gente sencilla

calles de piedra intransitables

que tienen en ellas las huellas de tiempos sufridos

llenas de música de guitarra y voces suaves

que hablan de cuan bonito es recordar

sentirse amado, deseado, aplaudido

que hablan del significado

de la palabra “saudade”

Mientras acariciaba mis senos

Mientras acariciaba mis senos

pensaba en sus ojos que tienen

los colores de la paleta de un pintor

cristalinos como los ojos de vidrio

de una imagen religiosa

estáticos sobre los míos


Mientras se hundía en mi humedad

pensaba en su cabello corto

en su cuerpo y sus cicatrices

y el peso de éste sobre mi


Mientras me besaba

pensaba en su piel de mármol

manchada, como un negativo del cielo estrellado


Mientras me acariciaba el cuerpo

pensaba en su rostro

sonriendo alegre

abrazándome fuerte

pensando profundo

llorando inconsolable


Mientras me amaba rítmicamente

pensaba en aquella tarde de invierno

entre lluvia fría y copiosa

en la cama de sábanas blancas

aquél techo de madera

sus manos sobre mis pechos

su boca que me llama

y sus ojos cerrados


Mientras se acercaba el final

pensaba en él

y tuve que morderme los labios

para no gritar su nombre

Miéntele

Miéntele

dile que cuando recorres el cuarto desnuda

con tu pelo que se mece sobre tus senos

no sientes el olor de mi piel en tus manos


dile que te fuiste sola en ese viaje

y dile que nunca te detuviste en aquel camino

a besar mis labios en medio de la selva virgen

mareada de tanto viraje


dile que cuando cierras los ojos al hacer el amor

no piensas en mis manos pintando un paisaje

de mar, de puentes, de piedras y barcos

de bahías y montes verdes sobre tus senos


dí que cuando lloras en las noches en tu cuarto

no es por que recuerdas cuando sonreía cada minuto

ni por cuando tomabas mi mano en la calle

protegida por un mar de caras extrañas


que cuando de noche dices mi nombre

es solo por que te conté algo y me tomaste pena

no por que éste te llueve en el pecho

seguido por un te amo


que el collar que llevas en el cuello

lo compraste en no se donde, me olvidé

y no que me lo arrancaste del mío

por que llevaba mi olor


que el anillo que llevabas en el dedo

lo perdiste bajo el agua

y no que te lo arranqué del dedo

para llevarlo cerca de mi corazón


dile que de noche ya no duermes

por que el trabajo y la carga es grande

y no le digas que es por que me extrañas

y tu dolor es tan grande como el mío


Miéntele

dile que la alergia causa llanto

Llévate ese secreto a la tumba

el tatuaje de mis besos en tu espalda

que el sabor de mi boca te acompañe hasta la muerte

Soy aquél que nunca buscaste

Soy aquél que nunca buscaste

el que estalla con fuerza de huracán

sobre tu cuerpo abierto


el poeta que habita la nada de las cosas

bañado en el polvo del silencio

el que busca sentirte inmóvil y cercana

para sentir venas moviendo sangre

que vives en los libros y sus páginas

en los aguaceros que estremecen la casa

en la brisa que casi se lleva las cortinas

y hasta en el polvo que se asienta en los muebles


el que te cambia los ojos a gusto

rojo atardecer de playa

ámbar sin forma

mar verde de algas

color de tierra


el que se atormenta a diario

poniendo de moda la nostalgia


el que te besa cada centímetro de lunares

cada vértebra febril

y te siente resonar como cuerda viva

en la frecuencia resonante de su ánima lánguida

el que respira tu fragancia de monte, de tierra mojada

y en cada pedazo besado espera

que vibre otra nota

que se desate otro olor en tu carne trémula

No me esperes

No me esperes

por que nunca te podré dar esa tarde

esa puesta de sol que tanto anhelas


No me esperes por que ya jugué demasiado con el tiempo

con la causa, el efecto y las consecuencias

y se me agotan las posibilidades


No me esperes por que hay frutos

que se deben quedar como semillas

y nunca romper la tierra


No me esperes

mi alma es indivisible

y mi necedad grande


No me esperes

mi corazón le pertenece a su sonrisa

a su barriga, sus rizos, sus pasos sin balance y ojos grises


Si me esperas te quedarás en esa ventana

esperando que lluevan elefantes

y esas cosas no ocurren


No me esperes si la brisa te azota

y te llega el olor del mar,

a humo de cigarro


No me esperes

soy como un niño

y a veces no comprendo al mundo


No me esperes por que ya me acostumbré a mentir

para protegerme de las miradas de los otros

y de sus acusaciones


No me esperes

solo tengo promesas huecas

y esperanzas que no alimentan


No me esperes

la vida me niega muchas cosas

pero no puedo renunciar a las que son hermosas

Al otro lado del mar delira la claridad

Al otro lado del mar delira la claridad

y allí estás tú,

precediendo el final de algo que no debió tener comienzo


Al otro lado del mar se ahoga un dios

y tu enmudeces, mariposa helada

y tu agonía es el tiempo que dura esta claridad


Al otro lado del mar hay un flamboyán florecido

del cual mana un ámbar espeso

cuyo olor recuerdo muchas veces


Al otro lado del mar hay una mujer que no esta hecha de tiempo

cuyas entrañas son un núcleo energizado

y por entre sus piernas se desborda el universo


Al otro lado del mar hay una montaña tan alta

y en ella habitan gentes tan antiguas

que ya el oxígeno no huye de sus pulmones


Al otro lado del mar hay un mar de perros realengos

que cojean y gimen

esperando la muerte


Al otro lado del mar está el olvido

la sombra, y la sorpresa

y el mar no apaga sus llamas


Al otro lado del mar esta la niebla con que me amaban

la lengua esponja que me besó

goterea canto y poesía


Al otro lado del mar camina un hombre en un callejón

deslizándose en la oscuridad a tumbos

triste bolero de tiniebla sobre adoquines


Al otro lado del mar hay una piel gastada

una costa irregular de rocas puntiagudas

esculpidas por un mar borracho, callado y olvidado