miércoles, 14 de junio de 2006

el corazón

mi corazón se muere

decae su tejido

y de negro se tiñen

las arterias y venas

el amor que algún día

le causara latidos

congela su existencia

llenándolo de penas


poco a poco detiene

su ritmo antes constante

y ya no riega el néctar

sagrado de la vida

se endurece callado

herido por la ausencia

de quién amó entre sombras

mi alma incomprendida


el amor de septiembre

que lo pintó de verde

y con sangre amarilla

inundó mis pesares

se escapa de mis manos

como si fuese arena

y callada se niega

a escuchar mis cantares


ese amor de un día cinco

que me hizo hervir la sangre

que estremeció mi cuerpo

con sus anchas caderas

amor que sonreía

con sus ojos de alga

pitonisa mulata

hija de la marea


su mística mirada

ventana de su alma

se abrió cual flor silvestre

de aquella verde selva

y su piel blanca y suave

me entregó su secreto

envuelto en lluvia fina

de una tarde costeña


un beso de su boca

fue reacción en cadena

y mutó sin piedad

la estructura perfecta

del complejo polímero

de lo que llamé vida

y es ahora una masa

tan deforme y abyecta


y el corazón que un día

me mantuviera vivo

se calcifica lento

y en su lugar se crea

una piedra tan fría

que no alberga latidos

que no bombea sangre

que lenta muerte espera