viernes, 16 de agosto de 2019

seco

Estoy seco de notas
y palabras.

Agarro la guitarra
y no la siento.

Me huyen los acordes,
repito lo mismo.

Me voy en blanco,
inevitablemente ronco.

Paso horas envenenando mi cabeza
o mirando el televisor,
viéndome las uñas.

No puedo casar palabra
con sonido.

Ya no es algo pasajero,
se ha estado colando poco a poco,
y temo que sea irreversible.


camino

Yo no tengo
un apellido importante,

Soy hijo de dos obreros,
una maestra
y un electricista.

No tengo ese
"abolengo" académico.
Lo que tengo
siempre ha sido fruto
de mucho trabajo.

Puedo recordar
todos los momentos
en donde mi madre luchó
duro contra el machismo,
y contra muchas otros escollos

y también recordar
la frustración de mi padre
al no encontrar su lugar en el mundo,
su lucha contra su propio machismo,
y sus propios demonios

No vengo de una "gran familia",
pero hemos sido grandes
en muchos otros sentidos

Recuerdo claramente
los cuarenta pesos
que me daban en casa
para pasar la semana
en la universidad

Lo que tuve que pelear,
más que nada contra mi mismo,
contra mis miedos, mis prejuicios,
y mi ignorancia,
para hacerme de un título.

Y cuando terminé,
no tenía rumbo.
Años de lucha para estar
a la deriva.

No tuve padrinos,
no tuve "trust fund",
ni el carro de lujo de papi.
No tuve guardaespalda,
ni jugué al tenis.

Soy el mejor ejemplo
de lo que en Inglés se llama
"trial and error".

He hecho un camino duro,
más cayendo que de pie,
más llorando de frustración
que de felicidad.

De todas las veces
que me dijeron 'Sí',
tuve que enfrentarme antes
a 60 'No'.

Me han dicho maravillas de frente
para luego atacarme de espaldas.

Me han juzgado
por comunista,
por ateo,
por independentista,
por iconoclasta,
hasta por feo,
y la gran mayoría de las veces
quedan impunes.

Y a esta edad,
tan central,
tengo esta otra crisis
de la media vida,
mirando para atrás,
pensando en si tanta lucha,
tanto esfuerzo, sudor, lágrima,
si todo esto vale la pena.

Creo que hay un nivel
de construcción social
ilusoria, que te hace buscar
el "reconocimiento".

Y tal vez eso no esté mal,
porque viniendo de abajo,
pisando tanto, doliendo tanto,
quiere uno de vez en cuando triunfar.

Y me pregunto, ¿cuántas otras puertas
se cerrarán en mi cara, cuantas otras personas
me abandonarán, cuantas otras veces
me juzgarán por no estar donde
todo el mundo está, por no conformar
el mismo patrón?

Me atrevo hacer una predicción:
Serán muchísimas más, más personas que te juzguen,
más puertas cerradas, muchos 'No', pocas celebraciones.

Pero el sabor de cada triunfo será mayor.