A veces pienso que eres
todos mis errores, agrupados,
metidos dentro de una caja
de esas que te regalan
cuando compras Estee Lauder
en navidad
hay algunas que eres
toda nobleza,
toda comprensión,
el ser más puro,
como dicen que son los ángeles
en otras eres
los pecados más deliciosos,
todos esos actos que
me reservo callado
como un secreto,
con una mezcla de
vergüenza y gusto
A veces eres
la curva de Hilbert,
el copo de nieve de Koch,
un patrón recursivo
ad infinitum
hay otras que solo eres
una niña asustada e indefensa
en posición fetal,
llorando, tiritando,
casi muriendo de miedo
A veces te conviertes en
Juana de Arco,
Marie Curie,
en Tania la guerrillera,
con las botas puestas,
dispuesta a comerte el mundo,
o a pasarle por encima a los
que se te metan al medio
y todas las veces solo tengo
que mirar tus ojos para recordar
dónde estoy,
que quiero de la vida,
cuál es mi norte,
qué debo comer,
a dónde va esto
o lo que se siente estar vivo
algunas, y esas muy pocas
eres la oscuridad,
mis miedos profundos,
mi aversión por los cambios
de plan
muchas otras
eres mis ganas de salir corriendo,
mi deseo de vivir
en otra lengua,
en otra cultura,
de ver el sol ponerse en
otras costas,
o tal vez selvas,
o quien sabe si sobre un río
a veces no sé porqué
persigo sueños,
binarios y lógicos sueños
cantados en líneas,
traducidos,
interpretados,
que me dejan desorientado,
con ganas de mandarlo
todo al carajo
pero cuando no me ubico,
solo recuerdo tu voz,
y de entre la bruma,
o de la noche,
o quizás de entre la niebla
sale un rayo,
disparado hacia los cielos
una luz de sabiduría,
un puente, una paloma,
mi dirección y futuro