martes, 26 de agosto de 2008

de lo desaprendido, aprendido y enseñado

Yo desaprendí para quererte,
me deshice de todas las idioteces
que ocupaban mi cerebro
para amarte de mi libre voluntad

aprendí que el más leve roce de mi piel
con la tuya, provoca en ti sensaciones incontrolables
comencé a observar el rubor de tu piel,
los poros que se hinchan, las manos temblorosas.

te enseñé a no desviar la vista,
a mirarme a los ojos cuando me hablas,
pero no tuve que enseñarte
a besar con ojos cerrados

fui librándote de los conceptos error, pecado,
maldad, imposibilidad, esclavitud, olvido,
me alié con los mismos fantasmas que antes
estuvieron a mi favor

sin palabras te dije como es que se va a dormir
con un beso en los labios, una palabra que aflora,
un pensamiento que es gota del manantial
que nace desde tu ombligo hacia adentro

abrí tus ojos a los caminos,
te enseñé a mirar los montes que ignorabas,
te dije de los flamboyanes rojos y amarillos
y te mostré la ruta del cosmos

y tu me dijiste sobre tu cuello,
me guiaste por tu espalda larga y su geografía,
me hiciste cartógrafo, explorador,
astrónomo que habría de catalogar cada constelación en tu cuerpo

abriste tu pecho, y me diste tu corazón latiendo entre mis manos
y ensangrentadas supieron sobre cada ventrículo,
tomaron su ritmo, y comprendieron la taquicardia
que provocan cuando te tocan

fuiste libro, tomo de enciclopedia en Braile,
y mis manos devoraron ansiosas cada palabra,
hubo nuevas reglas para definir las oraciones,
nuevos símbolos sobre ti escritos

y yo, me desojé como la rosa aquella,
y entre tus páginas pasé de suave a sólida,
filtrando mi savia entre tus páginas
para que un día las abrieras, y sintieras mi olor entre tus fibras

y ahora estoy aquí,
aprendiendo a amarte como un todo,
un vivo asteroide en mis manos,
un pedazo de estrella que me sonríe