lunes, 13 de abril de 2009

Palmas y llanos

Como todas las niñas de campo
su piel se llenó de cicatrices
de alambre de púas, picadas de insectos,
caídas y resbalones

como todo niño de campo
le hacía altares de lodo y piedra,
mis miradas y deseos de adolescente
le dieron cadencia a su caminar antes en brinco

del encierro del convento de su casa
de madera y zinc entrelazados
quisieron librarla
mis brazos de monte y cardos

y como todas las niñas del campo
llevaba en la sonrisa tejidos
los vientos y las hierbas
y yo le amaba

y como todos los niños del campo
mis piés cruzaron quebradas,
brincaron cercas, crearon caminos entre las pajas,
dibujando entre las nubes en silencio

un huracán de futuro
la devolvió a mis manos,
como una semilla seca de hierba,
para sembrarla en mí

y su cuerpo se volvió noche estrellada
debajo de un árbol de mangó florecido
y su sonrisa tuvo aquella inocencia
y recorrí el río de su piel rosada

como todos los niños de campo
nos fuimos a escondidas, corriendo,
entre cardos, hierbas y flores silvestres
de mano en mano, a cazar horizontes