Todos aquí venimos de una Taína. 
De una taína brava, 
de la que no se habla.
De una taína guerrera 
que a flechazos mató españoles. 
De una taína indómita que resistió.
De una taína violada 
y preñada contra su voluntad. 
De una taína a la que le arrebataron 
sus dioses, su gente.
Todos aquí venimos de una taína 
que corrió por los montes hasta liberarse, 
que se metió en el corazón 
de esta isla en las indieras.
Todos aquí venimos 
de una gran madre olvidada, 
enterrada, una madre que 
desde el mitocondrio de nuestras células 
clama por justicia y venganza.
Todos aquí llevamos en la sangre, 
una taína que resiste, 
que se niega a morir sin luchar, 
que se niega a ser enterrada 
por la historia que escribió el opresor,
y que se hizo eterna 
en los genes de nuestras madres,
en la memoria genética
que no nos deja asimilarnos
en las contradicciones
y las ganas de morir si es necesario,
por este pequeño pedazo de tierra
 
