Ya conocí el amor
es una calle de piedra de doscientos años
una iglesia sin pintar, con su campanario
a la orilla de un mar rodeado de mangles
con su bahía bordeada por la sierra
que encierra una selva virgen de mata atlántica
Ya conocí el amor
es un callejón pequeño
lleno de ventanas de madera
paredes de ladrillo pintadas de blanco
cubiertas de flores y enredaderas
en el que una mujer mira a lo lejos
sentada sobre una piedra pensando
Ya conocí el amor
enredado entre las cuerdas de una guitarra
que canta sobre cuán triste es vivir la soledad
o cuán maravilloso es estar en la calle bailando en la lluvia
o como en una hoja cualquiera puedes
dibujar un sol, o hacer un castillo con cinco o seis líneas
Ya conocí el amor
está en unos ojos verdes y amarillos
una piel blanca llena de pintas
algunas rojas, otras negras
otras que parecen cráteres de la luna
en una voz nasal y liviana con aliento a mar
en un pelo castaño con vueltas sobre una espalda desnuda
unas caderas que sambando llaman la atención
en una sonrisa con una mirada a medio ojo
que te entrega cada fibra de su alma apasionada
libre y salvaje como la selva que le rodea
Ya conocí el amor
está en un rincón de un lugar olvidado
una trampa de tiempo de la época colonial
sin carros, sin modernidad
pequeñas posadas, gente sencilla
calles de piedra intransitables
que tienen en ellas las huellas de tiempos sufridos
llenas de música de guitarra y voces suaves
que hablan de cuan bonito es recordar
sentirse amado, deseado, aplaudido
que hablan del significado
de la palabra “saudade”
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