domingo, 25 de diciembre de 2005

Ya conocí el amor

Ya conocí el amor

es una calle de piedra de doscientos años

una iglesia sin pintar, con su campanario

a la orilla de un mar rodeado de mangles

con su bahía bordeada por la sierra

que encierra una selva virgen de mata atlántica


Ya conocí el amor

es un callejón pequeño

lleno de ventanas de madera

paredes de ladrillo pintadas de blanco

cubiertas de flores y enredaderas

en el que una mujer mira a lo lejos

sentada sobre una piedra pensando


Ya conocí el amor

enredado entre las cuerdas de una guitarra

que canta sobre cuán triste es vivir la soledad

o cuán maravilloso es estar en la calle bailando en la lluvia

o como en una hoja cualquiera puedes

dibujar un sol, o hacer un castillo con cinco o seis líneas


Ya conocí el amor

está en unos ojos verdes y amarillos

una piel blanca llena de pintas

algunas rojas, otras negras

otras que parecen cráteres de la luna

en una voz nasal y liviana con aliento a mar

en un pelo castaño con vueltas sobre una espalda desnuda

unas caderas que sambando llaman la atención

en una sonrisa con una mirada a medio ojo

que te entrega cada fibra de su alma apasionada

libre y salvaje como la selva que le rodea


Ya conocí el amor

está en un rincón de un lugar olvidado

una trampa de tiempo de la época colonial

sin carros, sin modernidad

pequeñas posadas, gente sencilla

calles de piedra intransitables

que tienen en ellas las huellas de tiempos sufridos

llenas de música de guitarra y voces suaves

que hablan de cuan bonito es recordar

sentirse amado, deseado, aplaudido

que hablan del significado

de la palabra “saudade”

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