miércoles, 13 de julio de 2016

Paratus sum

Tengo que confesar
que no tengo miedo
de provocarte

que no eres ese arquetipo
tan lúgubre, o tan perversa
como pensé

me seduce la idea
de tu abrazo

pero la moral
me hace débil,
y reformulo lo pensado

Ciertamente sería
más fácil dejarme ir
por los golpes de tu tambor

y no me siento cobarde,
no siento culpa por pensarlo

solo quisiera evitar
lo grotesco,
como un favor al futuro

Y es así como contemplo
en silencio algo que
nunca me hubiera pasado
por la mente

tal vez un baile
en espiral,
algo que me haga
verte en muchos colores

o algo fugaz,
una súbita consumación,
veloz, como un astro
que se mueve sobre el espacio
vibrando con rápidas ondas gravitacionales

aunque me suena mejor
ver a Lucía en el cielo
con sus diamantes,
pero sin regreso

Y pienso en todas
las formas posibles
de invocarte

aunque me apena
abandonar ciertos duendes
si contigo huyo

y esa pena es lo único
que me hace reconsiderar
esta fuga al desenlace

huir, esa palabra,
tan corta y seductora,
tan cadera, tan escotada

tan sigilosa que empieza
con una letra muda

ah, los duendes,
tan espejo de mis locuras,
como quisiera a veces
no herirles

pero tus ojos tan
profundamente negros
y vacíos me hacen olvidarles

puedo escucharte
como la voz del anestesista,
diciéndome: "Vas a sentir
que te vas..."

tan pacíficamente profunda
y hueca, tan comienzo
y final de los tiempos

tan espacio,
todo el espacio y a la vez,
la singularidad, el punto único
que lo detiene todo

esa fuerza que puede
hacer que todo se detenga

contigo olvido el futuro
y sus repercusiones,
las ceremonias y rituales
posteriores

olvido la necesidad
de preservación de mis ideas,
mis deseos más profundos

y casi puedo sentirte
dejando sin oxígeno mi sangre,
deteniendo mi corazón,
ósculo de olvido

atraviésame,  abrásame,
llévame a donde se detienen los átomos,
a donde ya no hay ruido,

amo la idea de ti,
sin pensar el las repercusiones
posteriores, sabiendo
el carácter irrevocable
de la transubstanciación

he perdido el espanto,
creo que puedo recibirte