sábado, 13 de enero de 2007

La herida abierta

Nos llenaron de familias de emigrantes que
vinieron a ver su apellido morir en tierras extrañas

Convirtieron generaciones enteras
en vendedores de supermercado del semáforo,
drogadictos, juglares y mendigos

Nos volvieron sonámbulos,
esperando a los 90 aún por nuestros hijos,
y tal vez, ya no por ellos, si no
por noticias de cómo murieron
para poder al fin morir en paz

Nos privaron de todos los revolucionarios
que nos hacen falta ahora.

Nos transformaron en madres solteras,
en huérfanos de padre y madre a los dos meses,
en activistas de la justicia.

Se aliaron con la Bestia buscando el poder.
Se volvieron senadores vitalicios,
autogolpistas, "antiterroristas"
fueron perdonados por hipócritas y ladrones
Se bebieron nuestra sangre, nuestra tierra,
nuestros sueños.

Trataron de robarnos la dignidad, y el futuro,
pero solo nos hicieron más fuertes