viernes, 29 de mayo de 2009

Las cosas que te conté (cuento)

I

Cuando quise decirle que no, ya estaba tan adentrada en el sí, que no pude librarme. Recuerdo la primera vez que le vi. Yo era tan sólo una niña de quince años, enamorada. Acababan unas semanas antes de lavarme el estómago, tras un intento de suicidio con analgésicos, por que mis padres no me dejaban salir con un noviecito que tenía. Recuerdo la primera vez que vi sus ojos, pequeños, casi como una rendija en la que se asoma un ratoncillo tímido y tembloroso. Quise escapar, pero ya esa mirada tan tromba marina había batido sobre mi piel vuelta costa, y con su calor descubrí colores y espumas hechas de uvas y sueños. Temí por mi, por que esa sensación tan hermosa sólo se podría vivir una vez cada catorce años, y temí por el ciclo, por mi vida, mi desesperación, los analgésicos y mi piel.

Él era estudiante, y visitaba con su amigo a una amiga en común, entonces mi vecina. Realmente quise decir no, pero ya cuando pude pensarlo comprendí que era necesario sentirlo para dejarlo ir para recuperarlo, aunque ni siquiera le conocía y nadie me había conocido. Supe que habría de romper como ola sobre mi pecho, que se posaría como brisa sobre mi ventana, que habría de ser refrescante como el rocío sobre la grama. Era como si fuera una balacera, y supiera que tenía que cubrirme por que las balas no llevan nombre, pero estaba tan adentrada en sus tan pequeños ojos que fue tarde para respirar profundo. Él quedó prendado de mis piernas y sonrisa, yo de la suya y de su voz. Nunca supe que cantaba, que escribía canciones, pero siempre supe que su voz podía transformar mi condición de ave enjaulada, y llevarme a los horizontes infinitos de lo posible.

Y yo flotaba. Tan sólo unos segundos que le veía y pasaba la semana flotando, tocando sus sueños con mis manos, entrelazando mi tristeza del amor que sabría habría de perder antes de dar comienzo, con su respirar suave. Cerraba los ojos y flotaba, me nacían palabras desnudas de las manos. No habían sombras, ni padres conservadores, ni encierros de muchacha rebelde, yo flotaba y le contemplaba vestido, desnudo, sentado y erguido. Era el pecado de los ateos, lluvia de símbolos religiosos, el suplicio, los silencios y los sermones de domingo. Y yo crucificada sobre su cuerpo me sentía diosa, sabiendo que su rostro era el silencio y la cacofonía juntas.

Cuando quise decir que no, ya estábamos juntos en el carro, y habían pasado catorce años y ciento veinticinco días, y su sonrisa seguía siendo la misma, y juntos nos metíamos al cuarto de hotel que por dos horas se convertiría en nuestro altar. Y allí fui cordero, cuerpo y sangre de su rito, mi piel, cargada de estrellas, se sintió descubierta como en mis sueños de adolescente. Y estaba tan adentrada en el sí, que sus manos actuaban como guiadas por un ángel de deliciosos pecados, y fui pentagrama y sinfonía.

Él era cantante, creador, maestro y malabarista, yo una simple obrera del rubro de los seguros. Pero la palabra de un dios se hizo verbo sobre mi boca húmeda. Recibí su bendición que esperé por catorce años, y cada momento de dolor, cada espina, cachetada, plato roto sobre la cara, moretón, nariz fracturada y cada insulto fueron tan sólo el camino necesario para este momento, esta comunión en cuerpo y sangre. Sobre mi sexo bordó una melodía, que le robó notas a Ravel, y supe que cuando quise decir que no, sólo me trataba de preparar para el sí.

II

Gabriela, si juegas, no cierres los ojos ni juegues al escondite contigo misma. No me gusta cuando te quedas casi catatónica, mirando a la nada con cierto autismo fingido. Me recuerdas a tu madre cuando le molesto y no quiere hablar del tema.

Yo la amo, y estoy seguro de que es por que es buena conmigo. Suelo ser un tonto, frío y sin tacto. Desconozco todas sus andanzas, sus emociones. Cuanto más cerca la tengo, más la deseo, y al mismo tiempo la extraño y sus tiempos de mozuela.

A veces me siento como que le mando mensajes en botellas de vidrio sobre el mar. Sus silencios pueden doler más que las palabras místicas. Mis manos tiemblan, la ansiedad no se calma con pastillas. No duermo, se vuelve mi pensamiento único y obsesivo. Me afano triste e irremediablemente en recorrer su ausencia de palabras, de gestos.

Y de momento estalla, Gabriela. Se olvida de los recuerdos, las palmas y las visitas. Su silencio me desgarra y me hace sangrar pedazos de verso. Me llena de desesperanzas, me siento inútil e incapacitado.

Pero cuando ama cierra esos ojos casi miel y se estremece cada músculo de su cuerpo, y vence el mutis para volverse flor del paraíso. Me besa y es como si me nacieran poemas en la boca. Y sólo quiero que no se separe de mi ni un segundo, clonarla para que sea tu madre y mi amante siempre.

Gabriela, si llora, mantén tus dedos unidos a los suyos, abre tus ojos lentamente, olvida su dolor y dale apoyo.

Yo la amo como puedo, la sueño sin descanso, busco convertirla en cómplice de mis latidos. Es una sensación terrible extrañarle y necesitarle. Me desoriento, me pierdo en sus brazos cortos y pierdo el ritmo.

Gabriela no olvides escribir su nombre, aunque tenga cólera, te ama.


III

Gabriela duerme y no lo sabe, pero yo regalé sus hermanas. Cuando quedé embarazada, me dijo que no podía ser de él, que como antes me hiciera un aborto, y que no le daría su apellido. Tenía total dominio sobre mí, cuanto pedía yo hacía y cabizbaja recibía sólo migajas de amor, míseras e insignificantes piezas de desprecio. No tuve un orgasmo si no hasta estar embarazada por tercera vez, de Gabriela. Yo le dí mis dieciséis años, y a cambio recibí un plato sobre la cara, que se estrelló contra mi nariz. Aún guardo cada una de las cicatrices.

Gabriela duerme y no lo sabe, pero su primera hermana no durmió en casa. Oculté el embarazo durante meses, usando fajas, y cuanta excusa. Al llegar el momento fingí apendicitis, al ser obvia la mentira de una niña inexperta, les dije a todos que nació muerta. Lo cierto es que ya había sellado su destino, y se la dí a una compañera de estudios. Su marido le dio su apellido, yo el mío y una bendición que espero aún la proteja. Yo la salvé de vivir esta vida negra, de gritos, de insultos, de viernes sin sueños que se vuelven sábados de ser enfermera con los ojos negros de golpes. Yo la salvé de escucharlo decirme cosas hirientes, de que supiera cómo me violaba no solo el cuerpo, si no el cerebro, haciéndome más insegura y débil cada vez.

Gabriela duerme y no lo sabe, pero mis padres y hermanos se dieron cuenta, y la persiguieron por cuanto rincón había hasta llegar a Aibonito, en donde la habían ocultado. Llegaron los abogados, los policías y los psicólogos, y a todos les dije que era una terrible madre y que no quería esa niña cerca de mí. A todos les mentí para que ella no tuviera que pasar por lo que Gabriela ha pasado, por que los errores de los padres son imperdonables una vez, pero imposibles tres veces.

Gabriela duerme y no sabe que la cuarta niña la tiene mi prima. La vio por dos semanas, y luego se preguntaba con su cara perdida de tres años en dónde estará la muñeca que cargaba mamá.

Gabriela duerme, y yo, insomne, vigilo su sueño, espantando los malos espíritus.

IV

Cuando aparece, no tiene que tan siquiera mirarme, aunque nunca faltan los deseos de dormirme sobre la rendija de sus ojos, bajo su hechizo. Siempre que me mira lo hace como los ojos llenos de jeroglíficos, de historia antigua, y detiene mis rodillas, mis piernas que intentan correr hacia él.

Luego de perderlo, cuando aún era virgen, intentaba escribir su nombre y descubría que era imposible. Me temblaban las manos, la tinta se desvanecía con mi sudor copioso. Era como si olvidara las letras que lo describen y me desentendiera con el alfabeto.

Él es revolucionario y marxista, casi abogado y árbol. Yo sólo soy una niña del campo que le vio una tarde. Con el tiempo mi recuerdo lo adormeció. Quedó indiscutiblemente atrapado entre los deberes y los nuevos placeres, y despertó la mujer, casi olvidándole. Me usaron los más viles hombres de la tierra, y mi vientre, que le esperaba como un presagio, se llenó con otros genes.

Dolía vivir, sobraba el desprecio. Me esforzaba por recordar ese nombre, y lo trataba de escribir sobre los troncos, las hojas, la hierba mojada, sobre la arena y sobre la cama. Hasta traté de escribirlo sobre el aire, pero no me llegaba su definición.

Durante años me esforcé por recordar su rostro y su cuerpo. Su rostro se diluyó, al parecer, en la realidad. Mis labios se negaban a mencionarlo, mis neuronas a traer su recuerdo. Me dejé guiar por sus manos que antes no me tocaron, por sus labios que hasta entonces no me habían besado, y susurré todas esas palabras que al oído nunca me dijo. Y le fui evocando, recuerdo de antaño, lluvia contra las ventanas. Y fue cada vez más real su imagen, y más tangible su toque y más acaramelado su aliento.

Hasta que un día él se volvió pulso discreto que cambia de negativo a positivo, y su energía pasó de ser un puñado de ceros y unos a ser todo un universo cifrado en mi clave. Tal vez por eso me dejé guiar por sus palabras, por sus manos, y me refugié entre sus brazos, piernas y pecho. Su música se volvió un yo, y habité sus canciones.

De pronto tuve alas. De colibrí.

V

Sofía sabe que soy casado, jamás la engañé. Después de muchos años su rostro había escapado de mis ojos, como dormido en un sarcófago egipcio. Tuve que preguntar a los demás quién era esa muchacha tan hermosa que me buscaba. Fue entonces cuando Roberto me recordó que era la vecina de Antonia, la niña que, cuando la visitábamos, se aparecía en casa de Antonia para hablarnos. En aquél tiempo era una niña, y yo un universitario, y sólo me dediqué a deleitar mi vista con sus hermosas piernas. Pero siempre hubo algo en su sonrisa que jamás pude olvidar, un cierto toque de inocencia, ternura, campo. Era como cuando recorres un monte seco y te llenas los pantalones de abrojos y pequeñas semillas.

Sofía sabe que la amo, y es a veces más de lo que puedo manejar. Hace apenas unos meses que nos reencontramos, pero hemos vivido más de los catorce años que perdimos. Ella me confesó todo aquello que jamás le haría saber a nadie. Me dijo todas las cosas que te llevarías a la tumba, desnudándose frente a mis ojos.

Sofía está hecha para reproducirse, si no fuera por que la operaron. Es más fértil que la tierra de mis padres, en donde crecen árboles de mangó, granadas, y quenepas. Hubo que alterar físicamente su vientre por que si no, saldrían de él los niños como uvas o plátanos. Los pare sin darse cuenta, sin dolor, sin angustias ni lágrimas. Su vientre me recibe con una alfombra roja, como la sangre derramada en guerra, y mi cuerpo se vierte gota a gota sobre ella, y es sólo ésta barrera física la que no permite lo natural, que sería multiplicarnos hasta el cansancio.

Sofía sigue siendo aquella niña que conocí una tarde, sólo que ahora sus caderas son anchas, sus pechos un refugio, su vientre una almohada, su pelo una obra de arte cada día. En su sonrisa aún está toda la inocencia y el aroma del campo en donde la vi hace tantos años, y a donde voy con ella a recordar mi propia inocencia. Cuando ella sonríe, siento un placer que es más sabroso que un orgasmo, que un vaso de agua fría en un día caluroso. Llena todos los vacíos que otras cosas no llenan, y por eso me arriesgo todos los días para ver sus labios, ojos, y dientes al sonreír.

VI

Mamá, aunque jamás te lo diga, cada noche me pregunto dónde estarán y por que lo hiciste
.
Yo sé que él era un borracho, que te hacía daño y que tal vez fue una decisión dura, pero también lo es tener doce años. Las sueño, y a veces juego con ellas a las princesas. Me pregunto por qué no las buscas, que juguetes tendrán y quienes son sus amigos.

Mamá, a veces me quedo como tonta mirando las paredes. Descubro figuras nuevas, me imagino pequeños animalitos transparentes que las caminan, proyecto los eventos del día sobre ellas. A veces jugamos todas juntas, a veces solo miro la pared y su color mostaza.

Yo sé que te ama, y yo le quiero. Jamás será tan guapo como papá, pero te trata como una princesa. En las noches, llega a mi cama, besa mi frente y me dice que me quiere. Quisiera creerle, y quisiera que jamás se fuera. A veces espero que llegue a mi cama y le pregunto si regresará mañana, si se quedará esta noche, si me ha traído algo. Lo he visto contemplarte y quedarse como yo, atontado frente a tus ojos.

Mamá, yo perdí a Dios, o él se perdió de mi. Cada vez que te gritaba yo lo llamaba, siempre que te golpeaba yo le rezaba, y nunca llegó. Me cansé de esperarle, por eso me quedo contemplando paredes, por si acaso un nuevo dios viniera de una quinta dimensión a salvarnos. Mi abuela con sus faldas y panderetas busca seducirme para que vaya a la iglesia con ella, aunque yo se que no hay más que un impostor que maneja la mente de muchos y es tan ateo como yo.

Mamá, hay muchas noches en las que no sueño, por miedo a recordar. Mi pasión es inventarme cuentos en los que somos todos, y está él de tu mano y toma la mía, y somos las cuatro con él, en el campo, en la finca de mi abuelo.

Algunas veces no te quisiera soltar, en especial esas veces en las que te escucho llorar en las noches, me levanto, te abrazo y me duermo sobre tu pecho. No te preocupes, cerraré los ojos para no mirar a la pared, y no soltaré tu mano.

VII

Yo le escribí esta historia con la idea de que siempre fuera ella, y no lo que no necesita ser. Para que no malgastara su vida pensando en reencarnaciones, para que levantase sus brazos para tocar estrellas.

Para que deshilase la telaraña en la que se atrapó a si misma.

Me vi escribiéndole poemas, titulando y clasificando mi vida con la brisa. Cada verso fue una lágrima y el sabor a sal llenó mi rostro. Hablaban del su pasión por las sodas dietéticas, el chocolate y el sexo, el primer abrazo, del primer día, de sus manos que temblaban cuando intentaba seducirla, del primer beso, largo y húmedo, luego del desayuno, de la imposibilidad de poseerla aquel día, de los juegos, de las caricias y de la despedida.

Me vi sirviendo de padre y amante a la vez, corrigiendo sus errores de niña, aconsejando, apoyando, regañando hijos, dando sermones. Llegué una vez a su cama e invadí su lado favorito, y no quise salir de él.

Ella piensa que me mantiene cerca con sus halagos y manía de pensar que nació para hacerme feliz, y no se da cuenta de quien quiere dar todo por su felicidad soy yo. Aún busco definición en sus ojos, tranquilidad en su voz desafinada y su risa maléfica, calor entre sus senos.

Ella es una ciudad que encierra mis sueños, todo lo que puede importarme en este triste mundo, mi vida, mis tristezas, mis nostalgias de adolescente, y hasta el alma en la que no creo. Ella es un lugar sagrado que llevo tatuado en mi espalda, con tinta que no borra el más poderoso de los lásers.

Ella es mi parte y un todo que tiene partes dentro de sí, que se combinan cuando es necesario y se dispersan cuando quieren. Es mi sueño de libertad y revolución, mi Congo, mi Bolivia, mi última trinchera.

Yo le escribí esta historia, pero las manos las movió ella sobre las teclas, con su cuento.

jueves, 28 de mayo de 2009

sin título

mi voz se pierde entre los montes,
entre los cafetos y sus uvas,
en cada letra de tu nombre

mis besos se secan a veces,
faltos de tu agua,
mi aliento se perdió en la carretera

los versos ya dejaron de ser tuyos,
los silencios se apoderan de los tiempos,
las canciones enmudecen si te alejas

no quise que mutaras,
no me apetece nada que no sea
lo que eras en aquel tiempo

no quiero transformaciones,
mucho menos silencios y esperas,
no vivo de recuerdos

martes, 26 de mayo de 2009

Letra para reguetón, #2

que risa me causa
que me des-invites
he sido expulsado
de grandes convites

lo cierto es que aclamas
ser una jodienda
llevarte a la cama
no es ni la gran mierda

hay que marinarte
por días seguidos,
hay que alcoholizarte
perder el sentido

darte una vueltita,
sacarte a comer,
una botellita
de vino francés

y esperar al día
en que tu ex-marido
se lleve a tu cría
para el otro nido

luego soportarte
las conversaciones
de historia del arte
y desiluciones

que si era una bestia
y un desordenado,
que cuando en las fiestas
estaba tomado

regresaba a casa
borracho a gritarte,
y el tiempo se pasa
y me aburre escucharte

y se hacen las dos
de la madrugada
y finjo una tos
seca y alargada

tengo que decirte
me voy o me violas
luego al desvestirte
se pasan las horas

y no es que estés fea
de hecho, no estás mal
pero no te creas
prima e' superman

es que echarte un polvo
es tan aburrido
como ver las gotas
caer al vacío

copitas de vino
y conversación
prefiero encajarle
la pinga a un jamón

o hacerme una paja
con una guanábana
antes de tenerte
tirada en la sábana

sin que se te salga
ni un gritito agudo
es como una sorda
que se clava a un mudo

no cambias de rostro
ni de posición
no gimes de gusto
no hay depilación

no chupas, no mueves
un músculo sano,
no hay besos, ni toques
ni una con la mano

en la cama eres
como gelatina
que nunca se mueve
ni con vaselina

y pues, madre mía,
pa colmo de males
quieres que te limpien
en ciclos menstruales

hallo más salubre
hasta la zoofilia
el sexo contigo
roza en necrofilia

tirada en la cama
como una placenta
y sin decir nada
me duermes, por lenta

¿será tu pasado
bautista y cristiano
que no te permite
tomar por el ano?

Agradezco, amiga
tu no-invitación
prefiero una paja
y un filme de acción

Letra para reguetón, #1

Esta es mi primera letra escrita con el Reguetón en mente (preservando, claro, las características del género). ¿Qué les parece? :D (cualquier semejanza con cualquier personaje de la vida real es pura coincidencia, jejejeje).

y yo que pensaba
sería emocionante
llevarte a la cama
fue decepcionante

no soy un Romeo
ni tú una Julieta
pero antes prefiero
darme manigueta

y es que estás más floja
que un guante e' beisbol
ya no se te moja
ni dándote alcohol

y pa' que gastarme
dinero en bebidas
prefiero pajearme
aunque sea a escondidas

pues de todo haces
drama de novela
faltan los disfraces
y las mujerzuelas

(aunque en esos dramas
de televisión
siempre hay poca trama
y algún maricón)

después de correr
como bicicleta
te haces la más santa
y la más escueta

si todos sabemos
que en el barrio tuyo
en tu mayoketchup
mojaron sorullos

perdona el cinismo
y lo hijodeputa
pero compararte
con las prostitutas

es tirar al suelo
la prostitución
y se arma un revuelo
en el corazón

de todas las putas
que son responsables
que pagan sus cuotas
que son formidables

pues las putas cobran
al dar sus servicios
y tú la regalas
hasta por el vicio

y encima te casas
con un tipo viejo
parece una pasa
si se ve al espejo

no aguanta los cuernos
que a diario le pones
tiene corto el miembro
largos los cojones

lástima profunda
me causa tu caso
pobre vagabunda
de mental retraso

quiera en tu lecho
te encuentres un mulo
que te patee el pecho
y te rompa el culo

ahora me despido
y en mi adios te digo
respeta al pendejo
que llamas marido

domingo, 24 de mayo de 2009

Habanías

"La dignidad y la distancia son más de 90 millas,
Yo decidí a cuenta y riesgo quedarme aquí en esta orilla"
Fragmento de la canción
"La otra orilla", de Frank Delgado


La Habana es como un delirio
con déficit de pintura
lluvia de contradicciones
en donde llueve dulzura
la del azúcar de caña,
del mamoncillo y mangó
con su historia que la baña
y el aché que da Changó

La Habana es una película
que ha sido colorizada
y partes del celuloide
con los años destrozada
conviven autos modernos
con los Ladas y Moscovitch
al que los que la transitan
apellidan de mierdovich

La Habana antes seductora
en el período especial
se permitió ser violada
por el turismo infernal
que la divide en parcelas
para turistas pudientes
y otras en que escasea
jabón y pasta de dientes

La Habana que era mi sueño
de adolescente rebelde
es amalgama de infierno
y de un paraíso verde
y mientras el capital
reina con duro cinismo
lloran Ché Guevara y Marx
los fracasos del marxismo

En La Habana el socialismo
es la doctrina oficial
por la izquierda, de puntillas
se atraviesa el capital
y aunque el cubano promedio
goza de grandes virtudes
La Revolución se esfuma
como vapor a las nubes

Habana querida Habana
rompe tu sueño sirena
que te devuelvan tu cola
y te saquen de la arena
Y deja que el Ché Guevara
con su palabra y estrella
le devuelva la vergüenza
al portal de Cuba bella

hocus pocus

enséñame hechicera
los ocultos secretos
escritos en las runas de tu piel

la cábala, el misterio
de tu nombre de diosa

los grimorios,
los libros que guardan los hechizos
con los que me mantienes atontado

enséñame a leer tus manos
para entender las bifurcaciones,
y saber que tengo que decir en adelante

los encantamientos que abren
puertas y ventanas de tu infinito

las hierbas, los ingredientes,
el arte de mezclar cosas
para hacer los potajes y unguentos
que sanen las heridas de tus dudas

enséñame a domar unicornios,
a cazar dragones, pero antes
enseñame las palabras del sortilegio
que me ate a ti para siempre

cosas perdidas

perdí tus ojos
y los busco en mis entrañas
como en un juego
desatando cada tripa
¿será un error
buscarlos dentro de mi vientre,
si es en mi vientre
donde tu fuego crepita?

perdí tus manos
y en mi piel busco sus huellas
y así me arranco
cada una de las capas
no hallo los surcos
de tus huellas digitales
y cada toque
es un recuerdo que se escapa

perdí tu nombre
desde anoche y me torturo
buscando ansioso
cada letra que conforma
esa palabra,
ese invento tan gustoso,
definición
de cada curva y cada forma

sacando cuentas

tus adicciones aún son las mismas,
las Coca Colas y la apariencia,
y las pasiones siguen creciendo

y cada vez que me alejo un poco
siento un vacío que sólo llena
besar tu espalda en la oscuridad

cuando tu cuerpo tiembla en las sombras
y de tu boca nacen gemidos
me siento lluvia sobre tu cuerpo

y sigo siendo el hombre sincero
comprometido a jamás mentirte
no un caballero con armadura

por que los mitos tontos y cuentos
no borrarán los dolores viejos
tampoco llantos ni duros golpes

alguna vez me dijiste: pide
y yo no quiero recibir nada
solo tu risa de aquellos años

que los momentos en que tu mano
estreche fuerte la mano mía
sientas que el mundo pesa muy poco

sigo pensando que no es preciso
que cambies todo cuanto compone
la santa virgen que a mi se entrega

sigo pensando que nada existe
que sea mas bello para mis ojos
como los astros sobre tu piel

tu piel desnuda, brillante y clara
toma mis manos y las transforma
en dos geógrafos que te exploran

sacando cuenta de todo beso
y las miradas, digo en resumen
que es tu sonrisa lo que me aloca

sábado, 23 de mayo de 2009

neurona revolucionaria

a veces quisiera ser una neurona
revolucionaria en tu cerebro,
un foco, una vanguardia iluminada,
que cambie las estructuras dominantes

una neurona guevarista,
adentrada en la sierra de tu cabeza,
ganando batallas contra los malos recuerdos,
los momentos y las barreras que crearon

atacaría con violencia kamikaze
todo aquello que creó sufrimiento,
inseguridad, tristeza,
cada lágrima de dolor una trinchera

y entonces triunfante y jubiloso
habría un primero de enero en tu mente,
neurona camilo, neurona guevara,
vigilante desde la pared a la plaza

viernes, 22 de mayo de 2009

Mayo 22, 2009

yo solo quiero que crezcas,
que puedas detenerte a ver
las pequeñas cosas,
y lograr las grandes metas

que seas más de lo que puedas ser,
que tu sonrisa no cambie jamás

que cada viraje del camino
sea uno pensando en lo que viene
y en los virajes anteriores

que no hayan llamadas en medio de la noche jamás,
que mis palabras te lleguen,
pero que tengas tu criterio propio

lo único que quiero es tu felicidad,
y que el camino sea el trazes tú


(Feliz Cumpleaños, gordo)

martes, 12 de mayo de 2009

Canción para una niña

Duerme
mi muñequita pequeñita
duerme tan enroscadita
en tu rincón
con mi canción

suave
así se mueve tu pechito
con tus ojos cerraditos
soñarás
y cantarás

y yo te lloraré cada mañana
y sentiré mi cuerpo en llamas

corre
para que corriendo se borre
el dolor que me recorre
por quererte
proteger

vuela
que no hay historia te pueda
yo contar para que puedas
comprender
cuanto te amé

y espero que al crecer entiendas
que no me odies, que comprendas

canta
para que así con tu garganta
tengas nuevas esperanzas
de crecer
y hacer el bien

canta
para que borres mis recuerdos
y te lleves mis silencios
y el dolor
de esta canción

que es lo que te dejo en herencia
mientras añoro tu presencia

domingo, 10 de mayo de 2009

último silencio

Quisiera ser lluvia, fuerte aguacero
Sobre tu cuerpo desnudo,
Bautismo de lágrimas de un dios
Que todo lo perdona

Quisiera volver a ser creyente
O mejor, ser ese dios
Que atento escuche sólo tus plegarias,
Un dios juguetón y complaciente
Que vigile tu sueño,
Una nube, un Zeus enamorado,
Y plantar un semidiós
Dentro de tu fértil entraña

Ser palabras místicas o mágicas
De un hechizo de perdón,
O de uno que revierta errores,
Que disuelva pecados,
Que disipe inocencias,
Y sobre todo que destruya
El abismal silencio
Que a veces nos separa

no importa lo que seas

podrías ser una asesina
y yo buscaría las razones
para justificar los muertos

podrías ser una burócrata
y yo me convertiría
en tu director de campaña política

podrías ser prostituta
y yo sería el único
que te traería rosas rojas cada vez

podrías volverte pastora pentecostal
y me volvería un ciego feligrés,
un manso cordero

podrías ser prestamista, usurera,
explotadora y esclavista,
y yo adoraría tus insultos y el yugo

pero quiero que seas mi guerrillera,
que tomemos las armas juntos
y juntos morir, por nuestros ideales

San Francisco

En San Francisco descubrí
la crueldad del capitalismo
el que deja que muchos compren
carteras de mil novecientos dólares,
mientras en las calles una viejita
arrastra su vida en una pequeña maleta
y pide monedas para comer

En San Francisco dejé mis zapatos de cuero
aquellos gastados, cómodos y familiares,
con los que recorrí los altos picos del Cusco,
las selvas de Brasil, el frío de Wisconsin

En San Francisco tuve tiempo
para sincerarme, para decir cosas
que tenía que decir hace años,
y comprendí que sigue siendo
complicado y hermoso

En San Francisco un negro
me gritó frases racistas,
y sin pensar me bajé a su nivel
y le contesté, perpetuando lo que se debe olvidar

En San Francisco me sentí más tuyo
aunque me dijeras varias veces
que es mejor tomar rumbos distintos

En San Francisco habían más idiomas,
más comidas, altos edificios,
cárceles cerradas en islas llenas de pájaros,
segregación, barrios y grupos
lowriders, Land Rovers, El Camino,
transportes antiguos y modernos

En San Francisco descubrí la soledad,
la colectiva, la que deja morir gentes de frío
nombres en español y miles de asiáticos,
puentes colgantes maravillosos

En San Francisco se quedaron mis zapatos,
pero compré unos nuevos, para las nuevas aventuras

octavo silencio

este es el silencio del secreto,
el que me ha dejado mudo,
el que absorbió mis palabras
y me arrancó una lágrima

miércoles, 6 de mayo de 2009

séptimo silencio

este silencio
es el que se acurruca,
el de los cuerpos
uno contra otro
en sueño

desnudos cuerpos entrelazados,
fríos, confundidos entre sábanas,
abrazos penetrantes en la noche

es el silencio que me toca
antes del amanecer,
en el que me hundo
sin abrir los ojos

es el fuerte
y rítmico silencio
de la explosión

sexto silencio

el sexto silencio
corta dos veces

es el silencio de la inacción
el que carga la fuerza de un río crecido

es aquél que usas cuando miras
y no dices nada

es ese que tiene tantas palabras
como el diccionario

es el que corta,
el que cercena sentimientos

el que duele,
por que carga con él soledades

martes, 5 de mayo de 2009

quinto silencio

el quinto silencio
es el de negra

el de los misterios
que no sé y me llenan

el de las dudas,
de la desconfianza

el de los regaños, los sarcasmos,
el que vale un tiempo

es el silencio que me aleja,
el que me hace querer caminar

sin detenerme,
ni mirar atrás

cuarto silencio

un silencio de blanca
en este cuarto oscuro
medio compás

un cuerpo se levanta
de puntillas seguro
un día más

la nota lo despierta
con tocar lujurioso
sobre la piel

en la barra se asienta
con frecuencia ruidosa
de alto nivel

su erecto pentagrama
de cinco barras anchas
cuatro espacios

a la nota reclama
y su sonido ensancha
siempre despacio

lo que silencio era
se transmuta en sudor
y en los gemidos

o el grito de una fiera
de mañana el calor
cinco sentidos

tercer silencio

este silencio
dura un tiempo;
el tiempo que tardan las rosas
en secarse sobre tu buró,
y con ellas los celos
que no vocalizo

segundo silencio

el zumo de tu piel
se riega en mis manos,
y en el silencio
una vela nos alumbra,
y el olor a vainilla
nos acompaña el deseo,
y las manos llenan
los espacios que
las palabras no ocupan

lunes, 4 de mayo de 2009

primer silencio

el primer silencio
es de redonda

el más largo,
el que más tortura

el del coraje,
el que tiene dientes y desgarra

el que se posa sobre cualquiera
de mis cinco extremidades

o sobre los espacios,
y me desmiembra

domingo, 3 de mayo de 2009

regalo

no pretendo regalarte amaneceres,
prefiero darte un machete,
para que te abras camino

un espejo, para que en las mañanas
cuentes las canas, las arrugas,
silencios y cuentos

un diario, de páginas amarillentas,
cosidas a una cubierta de cuero,
para que escribas tu historia

un trozo de carbón,
para que cuezas tu pasión,
para que dibujes tus inventos

un libro de cuentos, una historia de amor,
un místico relato, un rito de iniciación,
una lámpara mágica que cumple deseos

un compás, una escuadra,
una rosa, una cruz,
unos ojos que lo vean todo

una caricia suave,
un gemido agudo y largo,
un largo tramo de piel y marcas

tal vez no tenga diamantes para tí,
sólo tengo cuentos e historias
que me salen de los poros cuando te contemplo

y prefiero darte una palabra
y un acorde de guitarra
antes de partir

para que siempre a la distancia
te llegue esa resonancia
y te recuerdes de mi