viernes, 23 de agosto de 2019

de su color


Es india,
bronceada.

No me hacen falta
azules, ni nieves.

Lleva en sus oscuros ojos
el secreto que me deja sin aliento

Y mira con esa armonía de color,
largos de onda de miel y bronce.

Es trigueña,
no sabe estar triste

y cuando se ríe
me contagia como un virus

y poco a poco se incuba,
hasta que me infecta y caigo

no necesita tener de oro el pelo,
no necesita tenerlo en fuego
no tiene que cubrirse la piel en pintas rojas

porque lleva la noche en la cabeza,
y cada cana es el rabo de una estrella fugaz

cuando me mira, con esos ojos acaramelados
me atraviesa,

como una radiografía, me ve,
y ve a través de mi

sabe descomponerme,
sabe reconstruirme
sabe exactamente lo que hacer para provocarme

sabe sanar el cuerpo y los recuerdos
y a veces se adelanta para sanar futuro


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Anunciación


Hágase sobre mi tu palabra;
sobre mi piel, sin nacer aún entre tus labios,
llena del negro fluir de tu pelo,

hágase sobre mi tu deseo,
entre mis manos, latiendo,
como tus bronceados senos amplios

hágase en mi según tu silencio,
y entre tus manos,
que aprietan mi pecho añejo

hágase en mi tu palabra virgen,
o más bien gemidos,
notas del placer divino

y alegre de mi gracia estarás llena,
y estaré contigo, dentro en ti fluyendo,
blanco como alas de un ángel caído

comulgando de tu pan, de tu vino,
transubstanciándome, 
rompiendo íconos, haciendo nuevos rituales

he aquí tu esclavo, 
el varón que no has conocido,
hágase en mi según tu palabra.