martes, 2 de agosto de 2016

Noble

Solo lloro de pensar en mi perro Víctor, en ti,
y en lo que será de mi hijo.

De Víctor recuerdo su tierna humanidad.
Su capacidad de casi hablar, casi saber lo que te pasaba,
su amor, sin condiciones, sin razón.
El cómo casi decía mi nombre, su cabeza, torcida, mirándome.

De ti, recuerdo una vez que me dijiste,
que yo era tu modelo a seguir.
Creo que es algo que no me merecía.

Te extraño tanto... es hasta indescriptible,
porque a veces no veo la razón.

Y es que te recuerdo de muchacho,
tus ojos dormidos, tu respirar difícil,
y ese arte de ser mi pequeño cómplice.

No sé cuántas veces hicimos cosas juntos,
porque uno olvida un poco las cosas buenas
y cotidianas.

Solo sé que cuando supe que te fuiste,
mi mundo se cayó, y nunca fue igual.

Y no eras mi sangre, no salimos de la misma mata,
pero eras mi hermano.

Mi compañero de juegos, mi pequeña sombra,
más ágil, más intrépida.

Y Carlos,  que solo sabía seguirnos y reír.

Siento que contigo se fue mi infancia,
y aunque hacía poco que mi hijo había nacido
fue en ese momento que supe que era hombre

Porque contigo murió el niño,
el pasado,
todo fue más duro desde entonces

Ahora la vida es diferente; a veces es muy dura,
usualmente es exactamente lo que tiene que ser,
pero en todo momento es menos linda sin ti

Y te lloro, porque te siento. Porque sé que
me llorarías tú a mi con la misma intensidad,
con los mismos sollozos fuertes, profundos
con los que te recuerdo

esos sollozos que a veces me desgarran,
sabiéndote distante

y estos mocos espesos,
este llorar salado y copioso
te hace cada vez más noble ante mis ojos

más santo, más eterno

a veces lo veo, y te veo,
a veces quiero pensar
que hay dios y que hay parte de ti en él

Hermano,
que difícil es agosto sin ti,
cuánto te extraño.