“Si un baobab no se arranca a tiempo, no hay manera de desembarazarse de él más tarde; cubre todo el planeta y lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño y los baobabs son numerosos, lo hacen estallar”.
El Principito – Antoine de Saint-Exupéry
Yo nunca quise ser adulto
y precisar de explicaciones
tener grandes responsabilidades
y altos cargos
Siempre amé las cajas
por que eran una gran posibilidad
algo que podía siempre ser
un secreto maravilloso
Siempre detesté las cifras
los triples integrales
y las matemáticas que tanto aman
las personas mayores
Yo siempre quise un asteroide
del tamaño de una casa
y siempre quise un codero
devorador de arbustos
Cuando crecí me volví uno de ellos
me llené de diplomas,
cuentas, ropa a la europea
y ambiciones de poder
Y llegó un momento
en que no pude, o peor
no supe distinguir
entre rosales y hierbas
Los corderos se comen
las hierbas malas
pero no distinguen
entre arbustos, hierbas y rosales
Yo nunca vi sus espinas
como pura maldad
siempre intenté protegerla
por débil e ingenua
Yo nunca quise crecer
pero a veces hay cosas inevitables
el tiempo es inalterable
y un día me alejé
Y mi amor se volvió un baobab
que no se arrancó a tiempo
creció sobre mi planeta
y lo hizo explotar