soy fragmento de asteroide
metal de otro mundo
que se estrella contra este
eres la tierra contra la que choqué,
solo tienes que mirarte la piel
para ver mis fragmentos oscuros sobre ella
soy un vagabundo, un paria,
un alguien sin tierra
que deambula libre
eres las calles donde duermo,
el verde de la grama,
los caminos de mi libertad
soy un aprendiz de brujo,
alguien que juega a la magia,
un hechicero
eres el grimorio,
el libro donde están escritos
los hechizos en sangre
soy un trovador,
otro más que le escribe canciones
a la vida y los sucesos
eres el motivo, la musa,
la inspiración, cada verso,
las notas y tiempos de mis canciones
soy un poeta,
le escribo al amor que perdí,
al que regresa y al primer amor
eres todos esos amores, el primero y su inocencia,
el perdido y doloroso amor que te persigue,
mi obsesión que vuelve en ciclos, mi tormenta
soy un hombre, un árbol, un río vivo,
dos manos heridas, secas y encallecidas,
un cuerpo marcado y deforme
eres mi historia, mis recuerdos,
mi presente doloroso y dulce,
la primera cosa en la que pienso en la mañana
Un cosmoespacio, en la astropista, lleno de grafiti sideral.
Copyright (c) Pedro J. Rivera Torres.
Todos los derechos reservados/All rights reserved, 2021.
www.pedrojuanrivera.com
domingo, 31 de agosto de 2008
solo la muerte
abrirme las venas, sentir la sangre caliente y lenta,
desangrarme despacio, el mareo y la pesadez,
el rojo abrazo de la sangre brillante y caliente
despellejarme, con un puñal fino,
remover cada centímetro de la piel,
todas y cada una de sus capas
arrancarme los ojos que miraron los tuyos,
que te vieron los pechos, que examinaron tu piel
arrojarlos en el monte y quedarme a oscuras
destrozarme el tímpano, tirar de las orejas
hasta que el cartílago se desprenda,
para jamás escuchar un sonido
con las manos arrancarme las cuerdas vocales,
por que no quiero entonar otra canción
que no sea la del olvido
romperme cada hueso de las manos,
martillar, destruir cada articulación,
y no tener que acariciar una sola cuerda jamás
más que nada poner las puntas en ácido
para quemarme las huellas digitales,
para no sentir tu cuerpo entre mis manos
cada glándula que produce sudor,
reemplazarlas por bolsas con agua,
algo sin olor ni color
apretarme el cuello fuertemente
hasta perder el aliento,
hasta el cansancio
tomar este corazón entre mis manos,
y de un apretón hacerlo detenerse
y hacer trizas sus ventrículos
para olvidarte, solo la muerte... y hoy la espero
desangrarme despacio, el mareo y la pesadez,
el rojo abrazo de la sangre brillante y caliente
despellejarme, con un puñal fino,
remover cada centímetro de la piel,
todas y cada una de sus capas
arrancarme los ojos que miraron los tuyos,
que te vieron los pechos, que examinaron tu piel
arrojarlos en el monte y quedarme a oscuras
destrozarme el tímpano, tirar de las orejas
hasta que el cartílago se desprenda,
para jamás escuchar un sonido
con las manos arrancarme las cuerdas vocales,
por que no quiero entonar otra canción
que no sea la del olvido
romperme cada hueso de las manos,
martillar, destruir cada articulación,
y no tener que acariciar una sola cuerda jamás
más que nada poner las puntas en ácido
para quemarme las huellas digitales,
para no sentir tu cuerpo entre mis manos
cada glándula que produce sudor,
reemplazarlas por bolsas con agua,
algo sin olor ni color
apretarme el cuello fuertemente
hasta perder el aliento,
hasta el cansancio
tomar este corazón entre mis manos,
y de un apretón hacerlo detenerse
y hacer trizas sus ventrículos
para olvidarte, solo la muerte... y hoy la espero
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