Yo te amé,
y porque te amé,
te mostré mis sueños.
Te entregué mi amor,
mis miedos,
mis noches y días
fueron tuyos,
mis sonrisas y angustias
compartí solo contigo.
Yo te amé,
y por eso te mostré mis deseos,
mi cuerpo desnudo,
te mostré mi secretos,
mi pasado
y mi futuro.
Un cosmoespacio, en la astropista, lleno de grafiti sideral.
Copyright (c) Pedro J. Rivera Torres.
Todos los derechos reservados/All rights reserved, 2021.
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viernes, 18 de junio de 2021
yo te amé
miércoles, 16 de junio de 2021
L'aire
un corazón partido
Yo tengo el corazón
partido en dos pedazos,
uno que late lento,
otro late veloz,
uno que habla muy poco
y otro siempre cantando
uno que come pastas
y otro que come arroz.
Uno que nació en mayo
primer amor de mi alma
que nació pequeñito
y de pronto creció;
como si una mañana
se levantase niño
y luego por la tarde
un hombre se volvió.
Hijo de la nobleza,
recatado y silente,
que canta en la bañera
con una hermosa voz,
que se pasa los días
encerrado en su cuarto,
y que cuando me abraza
me derrito de amor
Otro que no esperaba
pero, si no lo tengo
siento cual si faltasen
el respiro y el sol,
un trompo, una tormenta,
energía interminable,
un ángel que me mira
con los ojos de un dios.
Me arrebató la calma
desde el primer momento,
mi mejor complemento,
mi martillo, mi hoz,
que nació sin respiro
y ahora no se detiene,
y aunque no lo esperaba
sin él, ya no soy yo.
Yo tengo un corazón,
que aunque está dividido,
me late con el ritmo
que marca mi canción;
y canta una armonía
a dos voces templadas,
y este corazón viejo
se lo entrego a ellos dos.
¿Qué voy a hacer el día
que me marche callado?
¿Se acabará mi ritmo,
se apagará mi sol?
¿se romperán las cuerdas
y ya no habrá armonía,
o venderé mis sueños
por no decir adiós?
sábado, 12 de junio de 2021
estoy muriendo
estoy muriendo;
no se me va esta sed
y apenas me sostengo,
y ya no hay ni las gotas
del amor que me daba de beber
no es que no haya futuro,
o que no tenga pasado,
es la ansiedad,
las paredes blancas y grises
de esta pequeña prisión
no me dan esperanza alguna
salgo,
camino por Barcelona,
y veo los viejos tomados de la mano,
los niños que corren con sus padres
mientras muero con cada paso
ya no me quedan ganas
de ser dios,
crear se ve lejano,
difuso, extraño
estoy muriendo,
me abandonan las razones,
ni las notas, ni canciones
sirven para retrasar la muerte,
todo me seca,
me envejece,
en el espejo solo veo surcos,
angustias, grises,
ojeras y lágrimas
estoy muriendo
porque el orgullo no se va,
porque ya no quieres entrar en mi
con tu espada para matar demonios
y yo añorando que entres en clave,
que entres en Sol, cantando,
moviendo todo el cuerpo mientras cantas,
y yo añorando escuchar de ciencia,
los hongos, las secuencias,
de los temas que he aprendido por osmosis
y que son los que me van matando
no sé si quiero rogar,
no sé si quiero correr,
no sé si quiero morir,
pero estoy muriendo
hecho una bolita
en el centro de esta cama tan dura
tan lejos de la sábana
que huele a ti,
esa en la que busco tu cuerpo
como las cucharas en la gaveta.
inmóvil, a oscuras,
pensando que decir,
o si es mejor no decir nada
y dejarme morir
quizás me lo merezco,
quizás siempre lo merecí
quizás debí morir antes,
hace vientitantos años
para así ser mejor
un buen recuerdo
y no una amargura.
estoy muriendo,
y las paredes que me encierran
peligrosamente se acercan
y el cuarto se hace cada vez más pequeño
y cuando salgo,
los caminos ya se ven iguales,
el cielo no tiene una sola maldita nube,
solo lluevo yo,
y me estoy secando
y mis únicos destellos de luz
están tan distantes, que poco a poco
me abandonan más,
porque te llevaste el primero
y el segundo, que siempre ha sido tuyo
está tan lejos, y me dule
me marchito
porque no me buscan,
no me llaman,
porque empiezo a temerle
a la soledad
estoy muriendo
y quiero morir,
tal vez eso me haga ser
el otro que debí haber sido
o el otro que querías que fuese
o tal vez me pase lo peor
y nadie jamás me recuerde.
viernes, 11 de junio de 2021
tanta oscuridad
es todo oscuridad
nada hace sentido,
es dar dos pasos
y no saber donde voy
nada es suficiente,
y ese dolor
que ya no me abandona
da igual abrir o cerrar los ojos,
no hay diferencia entre una cosa y otra
no hay sueño, y si aparece,
no hay descanso,
febril en esta cama
donde sólo se dar vueltas
y ese dolor, no cesa,
no me deja en paz
y yo, que de por si
padezco del terrible mal
de no saber decir las cosas,
tengo menos piezas
para armar sentido
y solo quiero librarme
de las culpas, de la impotencia,
de la insoportable oscuridad
que me pesa tanto
hasta lo más amado
me deja sabor a poco
y si me llega algún destello
se esfuma, y me sumerjo
en esa nada interminable
quiero dehilarme,
deshacerme,
desconstruir esta
despreciable afonía,
este enloquecedor silencio
esta pequeña prisión
a la que llegué
tan tarde en esta vida,
en la que cada vez veo
más grises en la cabeza,
más soledad
luego de tanta noche
llena de ruidos,
esta inmovilidad,
donde hasta la luz
huye de mi
11-6-2021
No era rubia,
ni tenía azules los ojos,
ni era blanca,
no era ni sirena.
Pero tenía una voz
de esas que cuando canta
te tiemblan las rodillas.
Un pelo tan noche,
que me dormí en su hombro
mil veces, en muchas travesías.
Una ternura e inocencia,
que sólo querías abrazarla,
cubrirla de abrazos.
Y en sus ojos grandes
me sentí protegido,
y por primera, y tal vez
única vez, me sentí amado.
Aún me quedaban dioses
en esos tiempos,
y consulté el oráculo.
Pero nunca leí
la consigna a su entrada,
nunca me conocí a mi mismo.
El olor de su cabeza
siempre me embriagó,
y los movimentos de su cuerpo
al cantar siempre me hipnotizaron.
Y en ella encontré mis ganas
de ser mejor, porque nunca tuve norte.
Pero no pude percibir su vulnerabilidad,
sus alas rotas, su esencia frágil
que ocultó siempre entre un manto
de nobleza, rectitud y fuerza.
Tuve no solo que enfrentarme a mis demonios,
sino que tuve que torear los de ella.
Me pidió cosas que nunca fui capaz de cumplir,
porque hay crímenes que una vez que se cometen,
no se pueden borrar ni ocultar.
Nunca pude ver sus ganas de dirigir,
aunque pareciera que se dejaba seguir
por la corriente.
Nunca vi el espectro de su madre
flotando en su interior,
porque no lo conocía.
Yo solo vi nobleza,
amor inocente.
Y cuando se fue, le di alas,
aunque quise correr con ella.
Pero no podía, porque aún
no había descubierto
mi vocación, mi norte,
Y en buscarlo,
le pedi que fuera mi ancla,
en el cuerpo de agua
oscuro que me rodeaba.
Porque prefería estar anclado
que divagando en un mar conocido
Hubo días que la soñé lejana,
hubo otros que la soñé conmigo,
aunque siempre la soñé despierto.
Una noche
me rompí en pedazos.
Era tanto el dolor y la indolencia
que quise desaparecer,
rodeado de casi muertos
y cuando no pude más,
la vi, con sus ojos grandes,
y la noche en el pelo,
recogiendo los pedazos
de entre los pasillos de un hospital
Me sanó el cuerpo,
me dio vida,
me levantó al tercer día.
Pero uno no vuelve
de los infiernos
con la misma piel.
Porque cuando te cosen las piezas,
nada queda donde estaba.
Y cuando volví, era otro,
aún sin ser hombre,
aún sin ser lo que quería que fuese.
Y tuve que aprender
a ser persona,
a navegar el mundo,
a plantearme nuevas metas.
Y cuando vuelves de entre los muertos,
ya no eres persona, sino un ser
que habita entre dos reinos.
Yo siempre quise ser
como ella cuando fuera grande,
y lo primero que hice
fue tratar de hacerme
unas alas como las que ella tenía
Como sabía
que no me crecerían,
agarré todo cuanto tuve a la mano
y comencé a pegar plumas
con cera
Pero mi sol vio mis alas,
y me preguntó que para qué servían,
que volar siempre tenía un precio,
que no era solo yo quien habría de pagarlo,
y me sentí desencantado.
Y como mis alas no nacían de mi espalda,
como mis alas eran alas rústicas,
feas, alas de tercera, alas de casa de empeño
no volamos igual.
¡Cuánto hubiera querido
que a pesar de eso,
voláramos juntos!
Pero acabé volando a su sombra,
buscando repetir patrones,
replicar rutas,
y así, no se vuela.
A pesar de eso,
una noche de verano,
me lo entregó todo.
Desde mi cuerpo agarró un hilo
y con cautela tejió
por meses, con paciencia,
y llegó mayo y me arropó
con el más hermoso de los mantos.
Y yo me cubrí la vida,
que desde ese momento nunca
fue la misma.
Luché,
he luchado,
seguiré buscando
ingeniarme cómo acercarme
a su altura,
porque ella vuela como
los aviones,
a kilómetros de altura,
pero yo no sueño con seguirle el paso
ni el vuelo,
solo sueño con mirar al lado
y verla volando
sin que juzgue mis inventos,
sin que sea mi madre,
sin criticar mis creaciones, o mis decisiones,
y aunque esta historia es más larga
no quiero levantar el polvo
para estornudar
ahora solo quisiera
el derecho a ser parte
de la misma bandada,
porque hay nuevos horizontes,
porque ahora otros vuelan también.
Y sólo sería injusto forzales a seguir
la ruta recorrida;
hay que darles la posibilidad
de que se hagan de alas.
cuarto oscuro
No sé si alguna vez
te has levantado a media noche
en un lugar que no conoces.
No logras dar con el interruptor
y todo está negro.
Chocas con todo, y tratas de moverte
entre tinieblas, dando tumbos.
El problema no es para mi
dar tumbos en la oscuridad,
los he dado antes,
es que no consigo regresar al cuarto.
Y esta casa parece ser
enorme, porque sigo caminando
sin poder volver al principio.