Soy tuyo en las tardes de humedad y olor a tierra
en las tres horas de encierro,
aire acondicionado y besos,
a pesar de las cuentas por pagar,
las pólizas de seguros,
el niño que sale a las cinco y treinta
soy tuyo en los escapes que rompen lo cotidiano,
en el navegar a ciegas, en los desayunos,
en todo lo espontáneo
entre la tesis, la ansiedad y la neurosis,
en cada artículo científico
que nada tiene que ver contigo
te pertenecen mis pulsos e impulsos
mis rizos y hechizos,
cada recuerdo de pasado e inocencia
estás entre el socialismo y la metafísica,
en el arroz que se está quemando por no prestar atención,
en la apresurada última copa de vino blanco
yo soy el sonido de uñas sobre teclas,
sobre cuerdas, dedos entre lápices,
las rimas intencionales en los versos, y las aleatorias
tu eres lo místico y lo inesperado,
once años de historia y compañía
y el deseo de lo nuevo entre lo cotidiano
soy tuyo siempre que no piense en algo más,
si no hay selva, café, ruinas milenarias,
exigencias, encierros, asfixias y espíritus encadenados
soy tuyo en los ronquidos pesados y cacofónicos
en lo repetido y lo aburrido
y en especial en lo monocromático
y ya ves, más cuando no me tocas las orejas,
cuando te vas y te alejas
por que entonce me faltas, y soy tuyo
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