Estoy aquí, sentado,
al borde de la cama,
como un árbol erguido,
que tu cielo acaricia,
con la dura corteza
que con ramas se estira
estoy aquí esperando,
con las hojas abiertas
llenas de clorofila
dulce para tu boca
para que te alimentes
de savia de la vida,
tan llena de semillas,
que corren asustadas,
estoy aquí esperando
debut y despedida
porque entre mis pulmones
vapor de verde habita,
ese vapor divino,
que hace te que imagine,
que me deja alocado,
buscándote furtivo,
que me llena de hambre,
que me alegra la vida.
Estoy aquí, soñando
con sábanas y agua,
con la piel conectada
a todo lo infinito
con el cuerpo caliente,
el que nunca has sentido,
aparecen siluetas
que pueden ser las tuyas
Estoy aquí, extasiado,
a punto del delirio,
los ecos de tu voz
tan aguda me acechan,
esa voz que en su forma
natural aún no existe,
que solo al otro lado
del mar está presente.
Estoy aquí, mis manos,
buscan hundirse en montes,
adentrarse en tus curvas,
recorrer tus contornos,
estoy aquí, y tú
no estás aquí conmigo,
y es como si estuvieras
aquí, donde es preciso
donde habita la fuente,
el zumo tan brillante,
tan claro de mi esencia,
que nadando se esparce
mientras esa silueta
que invento me reclama
y sigo reventando
como la madrugada
llenándote brillante,
resplandece tu boca,
tu rostro, hasta tu lengua,
y tú, de luz henchida,
me miras con tus ojos,
tan profundos y oscuros,
tan llenos de deseo,
tan colmados de vida.
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