“Yo sé que tienes alas
cuando te desnudas,
las veo
están bien dobladas,
tal vez les faltan plumas,
pero tienes alas
y sé también que evitas soñar
pero no te culpo,
se que hubo muchos en el trayecto
que te jodieron las ganas
a veces me sorprendo a mi mismo
soñando con tus alas,
con lo que será el largo proceso de recordar
que eres cóndor
y no te miento,
no es fácil lograr que vuelva a latir
un corazón arrancado y exprimido
pero lo esencial es tener ganas,
querer desdoblar esas alas
y volar alto
yo me encargaré de remendarlas,
aunque no soy tejedor
sé donde coser
y ese aquél que tengo de ingeniero
me dice que tendré que ponerles tablas
para que las puedas extender
y tal vez ya no seas cóndor;
serás quizás una amalgama de ave planeadora
con muñeca de trapo
y tendré que servir de controlador de vuelo
y director técnico,
para que corras y saltes
sí,
es casi un salto al vacío
y te estoy pidiendo
que cierres los ojos y me sigas”
y al final,
ella extendió sus alas
y voló
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