miércoles, 20 de febrero de 2013

existes

primero
no existías en mi tiempo
o las consecuencias de tus acciones
no tenían consecuencia sobre mi

luego te volviste un punto
en mi espacio, como el brillo
de una pequeña estrella a lo lejos

y yo tomé el telescopio
en una noche sin luna
y naciste en mi tiempo
y mi espacio

y vi esa luz que murió
hace años y que llegó a mi
rompiendo el negro
del vacío universo

y tu punto brillante,
tu estrella lejana echó
raíces rojas en mi piel,
y ya se distinguían retollos
verdes en tus rayos

y en el juego que alumbró
las noches nubladas
de mi monte, te fuiste haciendo
menos estrella y más luna

y pude distinguir
todos los golpes
de asteroide contra tu cuerpo
los cráteres que te tatúan
la piel de noche

y sobre mi libro
te volviste el balance
de masa y energía
las ecuaciones de flujo

y ya no fuiste estrella
ni luna, ni asteroide
te volviste solvente
de mis deseos,
de mis preguntas

después te volviste
la oración de mi libro predilecto,
compleja, larga, con cambios
de tiempo

y las cosas que no se dicen,
los silencios llenos de miradas,
y te volviste sangre que hierve
lágrimas, dolorosas lágrimas

de momento
abrí la caja de pandora
de tus secretos
y te volviste mucho más

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