Nunca seré el que regrese a buscarte,
el de la sobredosis de pastillas,
el exiliado
y menos el primero, el protector
el aburrido
me niego a ser el impostor,
el falso profeta, el cobarde,
el picaflor que hiere con insultos tus oídos
no seré el de la venganza,
el de la prisa, el de la autosatisfacción
no tienes que enseñarme a bailar,
yo te diré sobre los valses en seis por ocho,
sobre la samba y los cuerpos sudados
no puedo ser el inseguro,
el de los toques medidos al cuerpo,
y cuidado excesivo a lo material
las flechas mías van en círculos,
no llevan a placeres vacíos ni abandonos,
te llevan a mirar adentro y descubrir quién eres
pero siempre seré el de la mano extendida,
el necesario, el que escucha el eco de tus latidos,
el que te despierta con un beso fantasma en las noches
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