Aquí no hay hojas amarillas,
rosadas y naranja que cubren los suelos
como una gran alfombra
las veía caer, como acróbatas desafiantes,
Walendas que se lanzaban desde un árbol
unas sobre otras, burlándose del viento y el suelo
acá no llega ese frío, esas tardes tempranas,
el café no es una excusa para calentarse,
no hacen falta abrigos, sábanas gruesas
aquí las hojas se niegan a envejecer,
se aferran a los árboles en abrazo
se rehúsan a volar y a la acrobacia
y aunque no veré ese mar dorado de nuevo
tengo tus ojos y su color desgastado e incierto,
y este (des)otoño caluroso, preludio de la primavera en diciembre
me gusta!
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