insistes en enlatar los sueños,
los sentimientos, el pasado
y hasta el presente
juras que el olvido
se compra en la farmacia,
con una dosis que se repite
te engañas cuando piensas
que puedes empacarme
envolviéndome en papel marrón
que lo vivido es pasajero,
que las lágrimas son agua,
que no hay consecuencias
juras que puedes empacar los sueños,
llenarlos de cinta adhesiva
y enviarlos a la China
pero en el momento menos esperado
te darás cuenta que los enviaste mal
y habrán de regresar cuando menos lo esperes
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