Estoy habitado por una mujer
hecha de alabastro y algas
tiene unos ojos que le dibujé con carbón
duerme en mi cerebro como un tumor benigno
le escucho hablar, y cuando está molesta
retumba en mi tímpano su grito
tiene manos pequeñas y callosas
con las que escarba mi materia gris
para enterrar semillas de recuerdos
unas caderas amplias
en las que almacena mis sueños
esos en los que le hago el amor
y le beso los ojos
pintándome de carbón los labios
Me habita una mujer joven
amplia e infinita
cabellos largos como el silencio
como el vacío de los días de lluvia
alabastro y verdes algas
piel de líquenes y musgos
Lleva la boca llena de pájaros coloridos
de su pecho nace una hiedra
que le cubre el cuerpo
y la pega a mi corazón
que la nutre de sangre
grandes ojos, dibujados
concierto de sombras
de codas, símbolos y silencios
tatuada de pentagramas y rimas
de su ombligo nace la melodía
aquella que marca el compás
de la creación de todo el nuevo universo
Me habita una mujer
con lengua de Babel,
sonrisa indefinida
místico rompecabezas
pidiéndome que sea
cartógrafo de su geografía
caníbal de su voz aguda
devoro sus palabras
la siento renacer en mi vientre
pateando mis costillas
nadando el jugo vital
que nos hace uno
resonando en mi cabeza como un eco
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