Tú me enseñaste a ser eterno
a desconfiar del clero.
Que los atardeceres son altares en los que un dios se postra y muere
Tú me enseñaste que el cuerpo es una antena,
y que el alma es una señal,
y que el universo es el medio sin tiempo en donde todos nos propagamos
Tú me mostraste el camino del retorno,
el del ciclo,
aquél del viaje a la semilla
Tú me enseñaste que el amor es simiente y luz,
que crece y se esparce a través de de la materia
con la fuerza de billones de partículas aceleradas,
y que no tiene límites de vidas o muertes,
por que es el combustible de las almas inmortales
Tú me enseñaste que hacer el amor
es más que dos cuerpos sudados sobre una cama,
que es mucho más que deseo y placer,
y que no se necesita un cuerpo para amar,
solo alma para ser uno,
una canción, una armonía universal
consonante e interminable
Tú me enseñaste que la sencillez siempre vence la extravagancia,
que el mundo es más allá de lo que mis ojos pueden ver,
que los idiomas no son límites
si no puertas a un mar infinito de nuevas ideas,
que la sangre roja que fluye es bella,
que las proteínas son los bloques
que construyen la vida misma,
que la vida habita en cada cosa,
viva, muerta,
eucariota o procariota, virus, polen, bacteria, primate.
Tú me enseñaste a dibujar un sol en cualquier hoja de papel,
a construir castillos en el aire,
a vivir para preguntar,
a odiar al vecino de arriba,
a aspirar de la lisura de la flor de la canela,
a amar a Yolanda,
a saber que los desafinados también tienen corazón
y que la vida es como un segundo de un gran acontecimiento.
Tú me enseñaste sobre los miles de microorganismos que habitan en mí,
que soy un sistema,
un universo de cosas pequeñas y maravillosas
que sin mí no serían nada
Tú me dejaste ver los Andes,
me enseñaste a sentirme vivo y falto de aire entre el frío y nubes,
a atravesar la selva para poder encontrar un pedacito de mar escondido entre el verde de la mata gruesa
Tú me agarraste del suelo cuando caí tan bajo,
y supiste ayudarme a levantar
y nunca me dejaste solo cuando todo se vació
y los amigos se fueron
Tú me enseñaste a valorar mis raíces,
a defender mis ideales a miles de millas de mi tierra
No hay comentarios.:
Publicar un comentario