Yo no tengo derecho
a irrumpir en tu vida
soy un intruso
y nada más
Un polizón que se mete
entre tus pechos olorosos
que te critica las palabras,
la forma en que te conduces
Yo no tengo derecho
a darte recomendaciones
yo mismo a veces no soy capaz
de hacer lo correcto
y no es que quiera cambiarte
o que sea diferente
porque estoy consciente de que no puedo
hacerte una marioneta
yo solo soy una piedra en el río,
un puente de madera
una vela en el viento
para llegar más lejos
y no puedo influenciar
tu pensamiento aunque quisiera
solo puedo ser un intruso
alguien que no debió regresar
un punto que a lo lejos
canta y sonríe,
distante, como el pasado,
como cosa de otro siglo
de cuando eras otra niña
de cuando experimentábamos
un comemierda más
de los que cruzan por las calles
pero este presente pesado y difícil
me atrae inexplicable
y aunque quiero la normalidad
no me normalizo
y no debo decirte que hacer,
cómo tratarme
sé que debo mantenerme a la sombra,
oculto entre tus deseos
y prometo ser invisible
y no tocarte
pero me vencen los deseos
y te tomo la mano
y aunque no tengo derecho
por mi condición de intruso
te halo la mano con dulzura
y camino.
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