de diecinueve días
y quinientas noches
en olvidarte
yo divido ese tiempo
en madrugadas,
mañanas y noches,
fracciones infinitesimales
yo te asedio en mis sueños,
brinco la cerca de tu casa,
cuidadoso me pongo de puntillas
para ver tu ventana
yo no le pido permiso
a Morfeo para inventar
cuatros de la mañana,
explosiones de volcán sobre sábanas
yo sé que hay noches,
en las que sales de cacería
y en el borde de un bar
esperas una cerveza
lo que no sabes tú
es que a diario le clavo un cuchillo
al recuerdo de tu cuerpo
hasta hacerlo desangrar
pero el maldito semidiós de tus latidos
hizo inmortal tus besos en mi boca
y aunque lo mate siempre vuelve
hasta la náusea
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