no se si he perdido,
aunque perder es un arte
en el que parezco ser
maestro en estos días
dibujarte en una servilleta
con un lápiz doblado y viejo
se convierte en un largo segundo,
en donde te miro como si
fuera la primera vez
que tus ojos se abren,
y son nuevos los colores
que los habitan
escribirte una canción
es una corriente, un infierno,
una diosa y toda la gente,
y de entre los microtonos
salen pequeños peces noctámbulos,
cada poema es Babilonia,
torres, jardines colgantes,
edenes, olvido y paladares,
y de mis manos enredaderas,
lenguas, cantos, arenas, y diciembres
y cuando hago noches
son remotas, llenas de
nada y hojas,
de inmovilidad,
susurros y sombras,
y al tocar los bolsillos
siento tu arena que los llena,
me oxido, indefinido,
matando soledades
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