miércoles, 10 de septiembre de 2008

y de repente

y de repente tengo la boca
cosida, y el hilo es tu nombre
que aprendí y no olvido

y de repente me miro las manos
y me doy cuenta que con ellas creo,
que son lo único en lo que tengo fé

y de repente solo hay una brisa,
se callan los grillos y los coquíes
y medito

y de pronto necesito un exorcismo,
una luz de una nave espacial
que me levante

y de momento llega un olor a café,
mi boca tiene trasuntos de un aliento
que no es el mío

y de momento tengo 19 años,
estoy en la sala de mi casa
y te abrazo

y de repente llega un ángel
y despierto y me doy cuenta
que alucino

y busco y no hay un poema,
y quiero que todos sean para mi,
que me digan cómo estás

y de repente me dan ganas de llamarte
pero me arrepiento,
y me quedo pensando

y es entonces cuando espero una llamada
que se que no vendrá,
por el maldito orgullo

y de repente me hallo solo,
el tiempo no para
te vuelves recuerdo

e intento recrearte
y de repente sueño
y amanece

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