y todas las veces eres diáfana,
cristalina y libre;
fluyes por mi geografía y
entre cada camino,
erosionando mis rocas, nutriéndote
de los minerales de mi piel
y me recorres libre, o a veces
te vuelves hielo,
expandiéndote, contraria a todos
los otros líquidos
es en ese momento
cuando decido tocarte,
y te derrites, y te evaporas entre mis dedos;
solo para regresar como lluvia
a regar mis ojos
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