sábado, 13 de septiembre de 2008

Amputar

Debe ser que me amputé el futuro
hace tantos años,
cuando te dejé en un rincón
en la montaña, colgada de un cafeto

y me desangré poco a poco de ti
y con los años me amputé el recuerdo

y en la tierra que un día oyó mis primeras notas
a la orilla del mar contamos islas,
y los manglares, que guardan cada secreto
fueron testigos del beso y su posterior silencio

y te busqué entre los papeles, las cartas, las citas,
y llegué a tu puerta a llevarme tu sonrisa
y con el silencio y la espera no llegó tu risa
y como años atrás te olvidé en un cafeto

y llovió sobre el campo, como ocurre en verano
de esas lluvias de huracán, las que se llevan todo,
y yo, joven ingenuo y deseoso
dejé que me llevara al norte

y el norte me enseñó a ser hombre,
me dio el secreto de la clonación,
me devolvió el arte de caminar,
y me sacó de piedra bruta a cúbica

y en vez de contar islas conté granizos,
copos de nieve, granos de maíz,
manchas en las vacas, grados de temperatura

y al salir del laberinto con la cabeza del toro
regresé a la orilla de aquél muelle de hace años
y me di cuenta que contabas islas
en silencio

y enterré tu mano en mi pecho,
para que me amputases el corazón
y acabaras con esta historia

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