Estoy aprendiendo a desaprender,
estoy desprogramándome línea por línea,
y llenándome de instrucciones nuevas
Sé que un día he de librarme
de la religión y la irracionalidad,
la constante repetición sin sentido
de mágicas palabras que te limpian de responsabilidad,
algo así como un “car-wash” místico,
en donde si pagas una cuota y obedeces,
te aseguras el pasaje de primera clase al más allá
Me libraré de los prejuicios,
de pensarme superior a alguien solo por mi origen,
o por como me veo
En algún momento dejaré de ser esclavo
del efecto de la primera impresión,
y aprenderé a juzgar cada cosa por sus méritos
Me convertiré en investigador, en juez,
sabré los beneficios y deficiencias de cada cosa
Le daré a mis neuronas el poder de la auto-organización,
la capacidad de reciclar ideas, de expulsar impurezas,
a mi boca y garganta el don de la irreverencia
ante aquellos que piden respeto pero no lo ofrecen,
la capacidad de levantarse y protestar,
a mis manos el arte de crispar los dedos,
de cerrarse en un puño y levantarse al cielo,
y a la vez la suavidad de una caricia
Algún día seré el nuevo Maitreya,
no por librarme de las reencarnaciones,
si no por hacerme un hombre nuevo sin limitaciones
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