mi corazón se muere
decae su tejido
y de negro se tiñen
las arterias y venas
el amor que algún día
le causara latidos
congela su existencia
llenándolo de penas
poco a poco detiene
su ritmo antes constante
y ya no riega el néctar
sagrado de la vida
se endurece callado
herido por la ausencia
de quién amó entre sombras
mi alma incomprendida
el amor de septiembre
que lo pintó de verde
y con sangre amarilla
inundó mis pesares
se escapa de mis manos
como si fuese arena
y callada se niega
a escuchar mis cantares
ese amor de un día cinco
que me hizo hervir la sangre
que estremeció mi cuerpo
con sus anchas caderas
amor que sonreía
con sus ojos de alga
pitonisa mulata
hija de la marea
su mística mirada
ventana de su alma
se abrió cual flor silvestre
de aquella verde selva
y su piel blanca y suave
me entregó su secreto
envuelto en lluvia fina
de una tarde costeña
un beso de su boca
fue reacción en cadena
y mutó sin piedad
la estructura perfecta
del complejo polímero
de lo que llamé vida
y es ahora una masa
tan deforme y abyecta
y el corazón que un día
me mantuviera vivo
se calcifica lento
y en su lugar se crea
una piedra tan fría
que no alberga latidos
que no bombea sangre
que lenta muerte espera
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