Nació de tus maderos
una canción de cuna
de notas consonantes
y cuartetas simétricas
para dormir a un niño
de cabellos rizados
un duende de ojos grises
y de risa energética
Y rugió entre tus tablas
la rabia incontrolable
vendabal caribeño
de musical ventisca
ciclónico, atrevido
compás inagotable
de dedos indomables
que entre cuerdas se agitan
En un cuatro cuarenta
frecuencia te acaricio
Tan aguda y tan grave
tan amiga y amante
tallé cada resquicio
con mis manos calladas
a tus fecundas cuerdas
preñandas de sonido
Entre sus negros trastes
y su cintura estrecha
se cocieron amores
se tejieron historias
amante solitaria
de ébano y cereza
fusil dócil sonoro
de tan redonda brecha
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