grito revolucionario que se niega a que le faltes
estruendo ensordecedor como trueno en la montaña
eco de lengua extranjera que su libertad reclama
De tu ombligo como oasis en tu cobrizo desierto
a los bordes de tus pechos borrachos de madrugada
me declaro hijo del sol soberano entre los dioses
emperador de tus labios que florecen en mi boca
canto de fina garúa de algún Septiembre infinito
a la callejuela oscura intransitable de piedra
me declaro sometido como mi nativo ancestro
irrumpieran en mi tímpano cual cántico sempiterno
me acostumbré en una noche de llovizna interminable
cuando escuché desde adentro los clamores de tu alma
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