domingo, 29 de enero de 2006

Sobre la ciudad y tu cuerpo

Del régimen de tu ausencia me declaro disidente

grito revolucionario que se niega a que le faltes

estruendo ensordecedor como trueno en la montaña

eco de lengua extranjera que su libertad reclama


De tu ombligo como oasis en tu cobrizo desierto

a los bordes de tus pechos borrachos de madrugada

me declaro hijo del sol soberano entre los dioses

emperador de tus labios que florecen en mi boca


A la lluvia y la ciudad sumergida en la neblina

canto de fina garúa de algún Septiembre infinito

a la callejuela oscura intransitable de piedra

me declaro sometido como mi nativo ancestro


A tus gemidos agudos que con ritmo acompasado

irrumpieran en mi tímpano cual cántico sempiterno

me acostumbré en una noche de llovizna interminable

cuando escuché desde adentro los clamores de tu alma

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